viernes, 7 de octubre de 2016

Nueva York en los 70 (Philip Trager)

West Broadway (1978)

Si hay una ciudad que siempre atrae al visitante, es Nueva York, aunque justo es reconocer que su atractivo no ha sido el mismo a través de los años. Y en los setenta no estaba en su mejor momento.
Recuerdo bien que cuando la conocí (algo antes de que las fotos que ilustran este artículo fuesen tomadas) me agobió un poco. Tal vez fue por la combinación de una climatología adversa, mezclada con un aspecto de suciedad y descuido que no esperaba. Desde aquella primera ocasión, la he visitado muchas veces, tanto por motivos profesionales como personales y tengo que confesar que es una de las ciudades que más me apasionan.

Grand Central Terminal (1978)

Me consta que hay gente que solo ve en ella lo que yo percibí en mi primer viaje. Y también es cierto que muchos no tienen una segunda oportunidad para modificar su opinión.
Pero, en cualquier caso, hay que admitir, como ya hemos dicho, que la década de los setenta no fue la mejor para la gran urbe americana. 
Por eso, retroceder en el tiempo de la mano de este gran fotógrafo, Philip Trager, es un placer que tiene mucho de higiene mental para quienes solo deseamos un constante recuerdo positivo de Manhattan y sus alrededores. 
La feliz publicación de un nuevo libro de Trager ('New York in the 1970s'), editado por Steidl, nos transporta a través de un recorrido en el que la arquitectura de la ciudad es la gran protagonista del objetivo de este extraordinario fotógrafo, especializado tanto en este tema como en el, aparentemente antagónico, de la danza.

Columbus Circle (1978)




Fotografías de una gran pureza, de la que es responsable, en buena parte, el elegante blanco y negro en el que están realizadas, así como la muy cuidada elección de los encuadres y el juego constante de los efectos de luz y sombras.

West 34th Street (1977)






Y como las imágenes que aquí vemos no son más que un ejemplo de la belleza encerrada en su libro, recomiendo comprarlo y disfrutar de él relajadamente. Es una de esas obras que nos gustará conservar siempre con nosotros para, de vez en cuando, repasar sin prisa nuestros mejores recuerdos de una ciudad, cuya memoria permanecerá purificada por la cámara de Philip Trager. 

Portada del libro

Todas las fotografías © Philip Trager